Irrikiclown, la asociación que reparte risas e ilusión en el Hospital de Cruces

Payasas de la Asociación Irrikiclown. Fotografía: De Pedro Fotógrafos
Payasas de la Asociación Irrikiclown. Fotografía: De Pedro Fotógrafos
Los payasos y payasas de la asociación comenzaron su andadura en 2008 como algo meramente voluntario, que quince años después se ha convertido en algo terapéutico para los niños y niñas
Irrikiclown, la asociación que reparte risas e ilusión en el Hospital de Cruces

Cuando escuchamos la palabra payaso nos vienen diferentes nombres a la cabeza: Pirritx y Porrotx o Fofo, por ejemplo. Aunque para muchos niños y niñas del Hospital Universitario de Cruces, Valentina Aspirina, Pepita Diminuta y Vera Tirita también están entre ellos. Estas tres payasas son parte de la Asociación sin ánimo de lucro Irrikiclown, que cada semana llena de luz las habitaciones de los niños y niñas desde 2011. Lo que empezó siendo una colaboración en el año 2008 ha terminado convirtiéndose en una actividad que prevalece durante 15 años.

A los largo de los años han pasado muchos payasos y payasas por la asociación, con la intención de llevar sus coloridos trajes a esas habitaciones y pasillos de hospital y convertirlas en mundos diferentes. Haizea Murgia, directora artística de la asociación, explica junto al resto del grupo -Javier Murua, Leire Pascual y Belen Lakuntza-, que convierten las habitaciones en espacios como selvas o peceras, ya que “las posibilidades son infinitas”.

Las payasas comenzaron la dinámica siendo voluntarias y fuera de horario médico, aunque después de acudir al Congreso Estatal de Clown de Hospital en 2015 advirtieron sobre la importancia de una profesionalización e intervención especializada. 

“Nosotras hasta entonces acudíamos los domingos mensual o bimensualmente, fuera de horario médico y de forma voluntaria. Al hacerlo semanalmente y en horario médico, las intervenciones se volvieron terapéuticas”.

Risas y acompañamiento

Los niños y niñas que están ingresados reciben intervenciones individualizadas, abren un universo donde todo puede pasar, siempre desde la fantasía y el juego. Aunque el trabajo de los payasos suene a continua diversión, Murgia explica que su deber no es solo el de hacer reír. “Nuestro objetivo es acompañar al menor ingresado y sus familias en momentos de estrés y permitir que puedan liberarse del mismo, que puedan ser niños/as y no solo enfermos/as”.

“Para ser payaso -explica-, se necesitan horas de nariz, así es como le llamamos a la formación continua y al entrenamiento payaso”. El clown de hospital conlleva formación específica como puede ser la antropología de la enfermedad, nociones de psicología evolutiva, conocimiento del proceso de duelo, etc.

Financiación

Esta asociación subsiste con donaciones puntuales y Aspanovas colabora cubriendo la parte de Oncología: “Nos encantaría tener más financiación para poder acudir a más servicios como quirófano, acompañar a los niños/as de paliativos en sus casas etc. De momento mantener los cuatro servicios que tenemos (oncología, pediatría, hospital de día de oncología y hospital de día de pediatría) es nuestro objetivo principal, pero somos payasas/os y como tal no podemos evitar soñar”. Al igual que ellos, los niños tampoco pueden evitar soñar y viajar cuando las payasas de Irrikiclown aparecen en la habitación.