Más de un centenar de grupos visitan la exposición Romanorum vita

Las instalaciones recrean una calle romana de Pompeya
Las instalaciones recrean una calle romana de Pompeya
La muestra pretendía dar a conocer acciones cotidianas romanas y demostrar que los ciudadanos de las grandes urbes de hace 2.000 años no eran tan diferentes a la sociedad actual
Más de un centenar de grupos visitan la exposición Romanorum vita

Con el auge del romanticismo en Euskadi nació el mito de “Vasconia nunquam conculcata”, que del latín se traduce como “Vasconia nunca conquistada”, en referencia a que las legiones romanas no llegaron hasta nuestros lares. Al igual que Asterix y Obelix en La Galia, Euskadi lograría hacer frente a las hordas romanas por medio de una feroz lucha que a modo de guerrillas lograron mantener las fronteras aproximadas de lo que hoy es Euskadi. Sin embargo esta historia mitificada se aleja mucho de la realidad. Roma estuvo en Euskadi, pero es cierto que no tuvo una presencia tan importante como en otros territorios. Además, la presencia fue, más o menos pasiva y sin violencia aparente. Julio Cesar arrasó Las Galias imponiendo el modelo romano en el país vecino. Su sucesor, Augusto, fue igual de implacable en el territorio de Cantabria y Asturias. 

En Euskadi los hechos fueron diferentes. Puede que el territorio no interesase tanto o lo abrupto de sus montañas lo hiciesen algo inexpugnable. Pero la arqueología ha demostrado que localidades como Irun, Getaria, Forua o Iruña Veleia fueron rincones donde la cultura romana se fundió con la local.

Para romper estos mitos y dar a conocer cómo era el día a día de la sociedad romana, La Obra Social “La Caixa” trasladó hasta la Herriko Plaza de Barakaldo la exposición “Romanorum Vita. Una historia de Roma”. Alejado de las grandes conquistas de los ejércitos, las construcciones de grandes palacios o la arquitectura de los templos y foros romanos, la exposición pretendió acercar a la ciudadanía la realidad de lo que era una ciudad romana con ejemplos no fue diferentes a los actuales.

La destrucción de Pompeya en el año 79 d.C. tras la erupción volcánica del Vesubio sepultó la localidad bajo toneladas de ceniza que preservó aquel fatídico día en la historia. Hoy en día y casi 2.000 años después las excavaciones nos están permitiendo reconstruir los negocios, los olores,  o incluso el humor de los romanos. La muestra comienza con un pequeño video tras el cual el telón se levanta y entramos de lleno en una calle romana. En ella descubriremos como, al igual que hoy en día, los romanos realizaban campañas electorales en las paredes que incluso se han mantenido en las paredes de varios edificios de Pompeya.

Así mismo, los ciudadanos contaban con pasos de cebra realizados con piedras para evitar tener que pisar las carreteras en días de lluvia. Una fuente recuerda cómo gracias a los acueductos el agua se trasportaba decenas de kilómetros para poder dar de beber a los barrios. Tras pasear por la reconstrucción de un mercado o una panadería, los visitantes accedían directamente a lo que era una casa típica romana. Un arqueotipo que contaba con un atrio donde se recogían las aguas de la lluvia. A dicho patio interior se conectaban las diferentes estancias, como la cocina, el despacho del dueño de la casa, al triclinium, donde se cenaba o pequeños altares dedicados a las divinidades protectoras del barrio y de la casa.

En definitiva, una muestra que se acompaña de abundante documentación colgada en un blog destinado al público en general, pero también y muy especialmente para el público escolar y familiar, muestra de ello son los más de 100 grupos que han pasado por esta exposición en un mes.