El Rastrillo Infantil Solidario de Barakaldo destinará su recaudación a Cáritas
La Herriko Plaza de Barakaldo se convertirá el próximo 30 de noviembre en el mejor mercado de juguetes de segunda mano por dos cuestiones: está gestionado por alumnado de 3º y 4º de Primaria y es solidario. Los centros educativos de la ciudad han vuelto a unirse para recoger juguetes usados, limpiarlos, empaquetarlos y ponerlos a la venta con el objetivo de colaborar con una causa solidaria. Este es el objetivo del Rastrillo Infantil Solidario que, una vez más, regresa a Barakaldo para dar una segunda oportunidad a juguetes en perfecto estado mientras se colabora con una asociación del municipio. En este caso, con el comedor social de Cáritas.
La recaudación que el medio millar de escolares consiga con la venta se sus propios juguetes se convertirá en ayuda para las personas sin hogar del municipio. “Este Rastrillo Infantil es una de las actividades que mejor demuestra cómo somos en Barakaldo; un pueblo solidario donde trasladamos esos valores desde bien pequeños y pequeñas. Las AMPA de los centros escolares involucran cada año a más de 550 alumnos y alumnas en esta actividad, en la que toman consciencia de lo importante que es compartir y ayudar a aquellos que más lo necesitan. No hay municipio de Bizkaia donde se haga algo igual. Por eso, estamos muy orgullosos del alumnado barakadés, de las AMPA que se implican en dar vida a esta actividad, de los centros educativos que participan, de los y las barakaldesas que año tras año se acercan al rastrillo y aportan su granito de arena”, resalta la alcaldesa, Amaia del Campo.
Proyecto solidario y también educativo
El programa del Rastrillo Infantil Solidario tiene dos vertientes, la solidaria, y la educativa, que se está desarrollando de la mano de Cáritas y que llegará a alrededor de 1.860 escolares de 3º y 4º de Primaria. Esta será la edición 22 del Rastrillo Infantil Solidario. “A lo largo de estos años, hemos recaudado cerca de 400.000 euros, por lo que creo que los y las alumnas barakaldesas deberían estar completamente orgullosas”, concluye Del Campo.
